La Xunta de Galicia quiere acabar con las casas sin terminar

La futura Lei do Solo facilitará construir en zona rústica, recortará a la mitad la burocracia e impondrá formas, materiales y colores en inmuebles

La Lei do Solo de 2002 inició ayer su undécima reforma tras aprobarse el anteproyecto en el Consello de la Xunta. Entre las novedades que incorporará la nueva normativa se incluye un paquete de mecanismos para erradicar las numerosas construcciones inacabadas en Galicia. «Lucharemos con contundencia legal contra el feísmo», destacó el presidente, Alberto Núñez Feijóo.

«Entendemos perfectamente as dificultades económicas que podemos ter para finalizar unha casa na súa totalidade, pero antes de empezar a dividir por dentro haberá que rematar o de fóra». Así sintetizó el jefe del Ejecutivo autónomo, Alberto Núñez Feijoo, el espíritu de la norma. Para empujar a un promotor a que termine las fachadas, medianeras y cubiertas de una residencia iniciada, el documento incluye órdenes de realización de obras y, en caso de desatención, ejecuciones subsidiarias o forzosas con multas graduales y acumulativas de 1.000, 2.000, 4.000, 8.000 y 10.000 euros en cinco trimestres. O sea, 25.000 por un año y tres meses de desobediencia.

El presidente matizó que comprende que las obras puedan quedar inacabadas por dificultades económicas de sus promotores, como así pasa con numerosas viviendas en la comunidad con fachadas de ladrillo sin terminar o tejados de uralita mientras sus inquilinos ya viven dentro. La Xunta quiere darle la vuelta a esta situación y forzará que, en el futuro, primero se concluya todo el exterior -fachadas, medianeras y cubiertas- antes de pasar al interior. Y que si el promotor se queda sin fondos, que sean los interiores de la casa o del edificio los que no se terminen. «Prima el interés general», dijo.

Para ello habilitará un nuevo mecanismo de sanciones. Antes ya existía, pero era potestativo, de forma que eran los concellos los que decidían si actuaban o no contra los dueños. Pero en la nueva Lei do Solo no habrá excepciones. Las multas tendrán carácter obligatorio. Para quien deje sin terminar la fachada se le amonestará con una multa de mil euros el primer trimestre, que se doblará en el segundo si el propietario no responde. Por cada trimestre de desobediencia la sanción se incrementará en otros 2.000 euros acumulables. Y así hasta alcanzar los 25.000 euros, a los que se llegaría al decimoquinto mes desde el primer aviso.

Si esta vía no surte efecto y el promotor se niega, entonces se ejecuta la obra exterior de forma subsidiaria por la Administración, que cargará el coste al dueño. Además, como refuerzo, se modificará también el régimen de vigencia las licencias. Ahora estas caducan a los tres años, con la posibilidad de prorrogarla por otros tres años casi de forma automática, con lo que hay seis años de plazo para culminar una edificación desde que se obtiene el permiso municipal. Lo que hará la ley será condicionar la prórroga a que previamente se concluya la fachada exterior. De no ser así, el promotor se arriesga a seguir con una obra sin licencia.

| Solares en ruinas. Se creará en los concellos de más de 50.000 habitantes un registro de solares con construcciones en ruinas o inacabadas en los cuales las medidas de ejecución forzosa resultaron ineficaces. El objetivo es proceder a la «venta forzosa» de los inmuebles y a la obligación de los nuevos propietarios a iniciar o continuar las obras de edificación o rehabilitación. El antiguo propietario sería compensado por el valor del solar o inmueble original.

| Adaptación al paisaje. Las construcciones se tendrán que adecuar al entorno. Así, en los lugares de paisaje abierto o natural no se permitirán edificaciones que limiten el campo visual y tampoco podrán romper la armonía del paisaje. La altura máxima de las edificaciones se fijará en función de la anchura de las calles y plazas, los colores de las fachadas y ventanas tendrán que ajustarse a la paleta cromática de la zona, y los materiales utilizados en la construcción deberán guardar sintonía con el entorno.

| Suelo rústico. Se potenciará la rehabilitación en el rural, dando prioridad a recuperar edificaciones existentes antes que a las de nueva construcción, de forma que se impedirá clasificar nuevo suelo urbanizable y ampliar los núcleos rurales cuando existan otras edificaciones que estén sin habitar o se puedan recuperar. No obstante, habrá facilidades para levantar instalaciones de turismo natural o agropecuarias, con residencias vinculadas a esta actividad. En suelo rústico, se permitirá rehabilitar los edificios anteriores a 1975.

| Plan básico de planeamiento. En paralelo a la Lei do Solo se desarrolla el llamado plan básico de planeamiento, de forma que todos los concellos con menos de 5.000 habitantes tengan al finalizar la legislatura una herramienta de planeamiento urbanístico.

| Creación de suelo comercial. El texto suavizará las restricciones que rigen para el uso terciario del suelo -fundamentalmente superficies comerciales y oficinas- y lo equiparará al uso industrial. Con ello se quiere favorecer el impulso de la actividad económica y facilitar la implantación de empresas vinculadas al sector servicio.

Fuente: Faro de Vigo y La Voz de Galicia

 

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Jose Taboada

Licenciado en Geografía, Postgrado en Ordenación y Desarrollo Territorial (USC) y Master de Sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa (USC).

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