¿Cómo será el conocimiento medioambiental en el futuro?
Los primeros textos legislativos sobre medio ambiente de la Unión Europea (UE) entraron en vigor hace más de cuarenta años. Desde entonces, los Estados miembros de la UE han recopilado y notificado regularmente datos comparables sobre un amplio abanico de problemas medioambientales, desde concentraciones horarias de contaminantes en ciudades, hasta mediciones estacionales de la calidad del agua de baño. Además, realizan un seguimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero, del consumo de energía, de los contaminantes provenientes de instalaciones industriales, del tamaño y localización de las áreas protegidas, etc. Estos flujos de datos son esenciales para controlar los avances y garantizar una aplicación efectiva de la legislación medioambiental.
La tecnología utilizada en la recopilación, notificación y análisis de datos medioambientales ha evolucionado considerablemente durante este periodo. Actualmente podemos recoger, almacenar y procesar cantidades mayores de datos. También se pueden conectar distintos flujos de datos para obtener análisis cada vez más precisos sobre qué y por qué está sucediendo. Los modelos pueden estimar el impacto de la contaminación atmosférica representando gráficamente las concentraciones de contaminantes frente a la densidad de población en determinados lugares. Los datos procedentes de observaciones por satélite, en particular los del programa Copernicus de la UE de observación terrestre, pueden combinarse con datos procedentes de equipos de seguimiento en tierra y en el mar. Podemos calcular el impacto actual y futuro de la degradación medioambiental y del cambio climático.
La normativa común de la UE garantiza la compatibilidad de los datos y facilita el intercambio de datos e información en toda Europa. Sin embargo, para comprender las tendencias medioambientales, es fundamental cooperar no solo dentro de la Unión Europea, sino también en un ámbito europeo e internacional más amplio. Gracias a su Red europea de información y observación del medio ambiente (Eionet) y a los colaboradores europeos e internacionales, la Agencia Europea de Medio Ambiente se encuentra en una posición idónea para procesar la información ambiental y prever las necesidades futuras de conocimiento.
Necesidad de análisis más sistémicos
A pesar de la falta de información en ciertas áreas, el grado de conocimiento actual sobre el medio ambiente es impresionante. Nuestra comprensión de problemas específicos ha aumentado con el tiempo. No obstante, esta mayor comprensión también ha puesto de manifiesto la necesidad de « una visión más amplia», la necesidad de análisis más sistémicos, de analizar sistemas completos, como el sistema de movilidad y el sistema alimentario. Medir las concentraciones de contaminantes atmosféricos solo nos proporciona un determinado tipo información. No podemos analizar ni abordar la contaminación atmosférica sin tener en cuenta el transporte, la dieselización del parque de vehículos, la agricultura, el desarrollo urbano y los hábitos de consumo. El medio ambiente es complejo y nuestra base de conocimientos debe considerar dicha complejidad. Está claro que en el futuro necesitaremos un conocimiento cada vez más transversal y sistémico.
El análisis sistémico constituye el núcleo del último informe de la AEMA Medio ambiente en Europa: estado y perspectivas 2015. Con nuestro trabajo en megatendencias mundiales hemos intentado evaluar la influencia de las tendencias mundiales en el medio ambiente de Europa y viceversa. Los informes temáticos de la AEMA también intentan abordar el problema desde un análisis sistémico más amplio.
Este tipo de análisis suele requerir un tipo diferente de flujos y gestión de datos, que vincule muy estrechamente los datos socioeconómicos con los datos medioambientales. Además, los ciudadanos y las empresas privadas recopilan cada vez más datos. Esto también puede obligarnos a generar nuevas colaboraciones entre recopiladores y propietarios de datos locales y mundiales, públicos y privados.
Convertir los datos medioambientales en conocimiento
Además de los problemas de propiedad y gestión, las cantidades grandes de datos plantean otro desafío: cómo obtener conocimiento, en concreto un conocimiento útil para las políticas, a partir de los grandes flujos de datos. ¿Qué necesitamos saber para seguir mejorando el medio ambiente? Esta reflexión podría identificar nuevas áreas merecedoras de seguimiento, otras donde ese seguimiento deba interrumpirse o hacerse menos frecuente. También podría requerir la creación de nuevas relaciones entre conjuntos de datos. Además, las necesidades de conocimiento de un responsable de planificación urbana pueden variar mucho de las de un legislador europeo. ¿Cómo puede contribuir el conocimiento medioambiental a la gestión de sistemas complejos como las ciudades?
En estrecha colaboración con sus socios, la AEMA contribuye a la base de conocimiento medioambiental de Europa con evaluaciones temáticas y sistémicas integradas. No nos centramos únicamente en tendencias pasadas y el estado actual, sino también en problemas emergentes y en las futuras necesidades de conocimientos.
Básicamente, el impacto del conocimiento depende de si se utiliza o no y de cómo se utiliza. El conocimiento debe ser accesible y relevante para que aporte mejoras al medio ambiente. Dicho conocimiento también tiene que llegar a y ser utilizado por quienes pueden influir en los procesos de toma de decisiones. La AEMA se compromete a adaptar, producir y comunicar el conocimiento medioambiental necesario ahora y en el futuro.
Autor: Hans Bruyninckx
Fuente: Agencia Europea de Medio Ambiente
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