La pobreza energética afecta más a las mujeres en Madrid

El 23% de la población madrileña se encuentra en riesgo de pobreza energética, según un estudio de investigadoras de Universidad Politécnica de Madrid. De los hogares detectados como más vulnerables, más de la mitad tienen una mujer como sustentadora principal, entre las que aparecen mujeres pensionistas o al frente de hogares monoparentales con menores a su cargo.

 


A esto se añade el hecho de que entre las consecuencias más graves de la pobreza energética se encuentra el impacto que tiene para la salud de las personas el habitar viviendas en las que no se cumplen unas condiciones mínimas de habitabilidad térmica: estudios recientes han mostrado diferencias en el modo en el que las altas temperaturas afectan a las mujeres.

El proyecto FEMENMAD — FEMinización de la pobreza Energética en MADrid. Exposición a extremos térmicos — ha comenzado a evaluar la incidencia de este fenómeno de feminización de la pobreza energética en el municipio de Madrid. Este proyecto, liderado por el Grupo de Investigación ABIO de la Universidad Politécnica de Madrid y en el que participa también el Instituto de Salud Carlos III, ha sido financiado por la convocatoria “Subvenciones 2018 para la realización de proyectos de investigación en materia de ciudadanía global y cooperación internacional para el desarrollo” del Ayuntamiento de Madrid. Los investigadores que participan en este proyecto son Javier Neila González, Carmen Sánchez-Guevara Sánchez, Ana Sanz Fernández, Miguel Núñez Peiró, Cristina Linares Gil, Gloria Gómez Muñoz y Helena López Moreno.

Los primeros resultados obtenidos de esta investigación han sido presentados en el Congreso Internacional Energy poverty, clean energy and the European energy divide, celebrado en Bucarest en el marco de la COST Action ENGAGER – European Energy Poverty: Agenda Co-Creation and Knowledge Innovation. Allí se han presentado diferentes estrategias para el desarrollo de políticas que ayuden a profundizar en el conocimiento de la pobreza energética desde múltiples perspectivas, así como para mejorar la comunicación entre los investigadores, las instituciones públicas y la sociedad civil.

En este sentido, las investigadoras Ana Sanz y Carmen Sánchez-Guevara defienden la necesidad de evaluar la vulnerabilidad hacia la pobreza energética en la que se encuentran los hogares liderados por mujeres, así como determinar la distribución geoespacial de las desigualdades de género detectadas en los 21 distritos de Madrid. 

Destacan, por ejemplo, que frente al 23% del total de los hogares madrileños en riesgo de sufrir pobreza energética, la vulnerabilidad aumenta hasta el 31,8% en el caso de los hogares liderados por mujeres, siendo de hasta el 44,6% en el de los hogares unifamiliares de mujeres mayores de 65 años, o hasta el 51,2% en el de los hogares monoparentales configurados por una mujer con uno o más hijos al cargo. “Esto supone que los hogares en los que la mujer proporciona el sustento principal, el riesgo de sufrir pobreza energética se incrementa entre un 35 y un 120% respecto a la media” afirma la doctora Carmen Sánchez-Guevara, autora de una metodología de evaluación que ha permitido distinguir diferentes grupos de vulnerabilidad asociada a la pobreza energética.

Además de trabajar en la escala municipal, este estudio trata de descender a la escala de distrito para evaluar las diferencias intraurbanas que se da entre estos hogares. De los resultados presentados en Bucarest, las investigadoras destacan la necesidad de mejorar la disponibilidad de datos estadísticos que permitan llevar a cabo investigaciones con perspectiva de género.

“La feminización de la pobreza y la pobreza energética llevan estudiándose desde hace más de 25 años y, sin embargo, no ha sido hasta estos últimos años cuando hemos comenzado a tener acceso a múltiples bases de datos y sistemas de información geográfica que nos ha permitido cruzar información. Debemos seguir haciendo esfuerzos para mejorar el nivel de desagregación, avanzar en el estudio a menor escala y tener acceso a datos que nos permitan analizar las desigualdades intrahogar”, comenta la investigadora Ana Sanz, quien ya exploró estas bases de datos en el Estudio técnico de pobreza energética del Ayuntamiento de Madrid.

Los resultados, sin embargo, son contundentes. Los hogares unifamiliares formados por una mujer mayor de 65 años, por ejemplo, se concentran en los distritos de Moratalaz, Chamberí y Ciudad Lineal. Sus viviendas se caracterizan por su antigüedad y elevada superficie por habitante, lo que repercute en una mayor demanda energética. “Debemos tener en cuenta que la pensión media más alta de todo el municipio de las mujeres, que se da en Chamartín, está por debajo de la pensión media más baja de entre los hombres, que se encuentra en Puente de Vallecas”, señala Ana Sanz. 

Los problemas de eficiencia energética, vinculados a la ausencia o incapacidad de utilizar aire acondicionado e incrementados por el fenómeno de la isla de calor urbana, también afloran otra dimensión de la pobreza energética que se está comenzando a estudiar: la pobreza energética de verano. Inciden en que el estudio de los extremos térmicos no se debe limitar a las situaciones de invierno, sino que debe extenderse a las condiciones que se dan durante los meses más cálidos.

Todas estas dimensiones se entrelazan y complejizan la evaluación de la pobreza energética. Por ello, las investigadoras esperan que el conocimiento derivado de este estudio repercuta no sólo en la definición de políticas en materia de vulnerabilidad y vivienda asociadas a la pobreza energética, sino que incremente la base de conocimiento de la ciudadanía y exista una apropiación pública sobre cuáles deben ser las soluciones y con qué grado de prioridad respecto a la pobreza energética. De este modo, dicen, comenzará a ponerse solución a la desigualdad subyacente en el acceso a la energía de las mujeres.

Fuente: Universidad Politécnica de Madrid

 


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Jose Taboada

Licenciado en Geografía, Postgrado en Ordenación y Desarrollo Territorial (USC) y Master de Sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa (USC).

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