Entrevista con Jan Gehl, un ícono del urbanismo

Aquí os dejamos la entrevista que  Arq Clarin hizo al urbanista Jan Gehl.

Con la publicación en español de Ciudades para la gente (Editorial Infinito), el cuerpo de ideas del urbanista danés Jan Gehl está disponible para el público iberoamericano. Un estudioso de cómo el diseño urbano repercute en el comportamiento de las personas, Gehl se encuentra, a los 77 años, en el pináculo de su carrera. Su consultora Gehl Architects trabaja en diversos proyectos de mejora urbana en todo el mundo. Hasta hay un documental, The Human Scale (La escala humana), que retrata su obra y pensamiento. Jan es, de alguna manera, lo más parecido que tiene el urbanismo a una estrella de rock.

 

Para entender su meteórico ascenso, hay que tener en cuenta los cambios que atravesaron a las ciudades en los últimos 15 años. El auge del concepto de la urbanidad (calidad y cantidad de servicios, espacios públicos a escala humana, diversidad y riqueza de experiencias) como un indicador del nivel de vida de un lugar ha transformado las demandas de los ciudadanos y las estrategias de los políticos para encarar sus programas de gobierno. A esto hay que agregarle el éxito del experimento Copenhague, la ciudad natal de Gehl, un símbolo de las prácticas sustentables.

 

La valoración de sus ideas también se explica a partir de cierto fracaso de las políticas urbanas aplicadas en los últimos 50 años. Brasilia, la máxima ciudad emblema del Movimiento Moderno, se completó en 1960, el mismo año en que Gehl se recibió de arquitecto en la Escuela de Arquitectura de la Academia Real Danesa de Bellas Artes. La expansión de las ciudades y los nuevos distritos se creaban al compás de la sectorización funcional y las ideas de los CIAM servían como manual de guía. Al mismo tiempo, el paradigma del automóvil se imponía como el dominante, relegando cada vez más a las personas y dictando las líneas rectoras del diseño urbano. Desde el comienzo de su carrera, Gehl formó parte de esa contracultura que tenía como referente ineludible a Jane Jacobs y su emblemático Muerte y vida de las grandes ciudades americanas, la furiosa diatriba contra la ciudad contemporánea que buscaba recuperar el rol de las personas a la hora de pensar las ciudades.

 

–¿Cómo nació su interés por el diseño urbano y la relación con el comportamiento humano?

–Al poco tiempo de graduarme, en 1963, empecé a trabajar con esta idea acerca de cómo los planificadores urbanos debían estar más en contacto con las necesidades de las personas. Alrededor de ese momento recibí una beca de doctorado, y decidí centrar mi investigación en la primera calle peatonal cerrada al tránsito en Copenhague. Durante un año, me senté a ver qué hacía la gente ahí. Básicamente, estudié cómo usaban los espacios: por la mañana, en la tarde, en el invierno, en el verano, si llovía, si había sol, etcétera. Así pude darme una idea de cómo la gente usa la ciudad, y las diferencias que hay entre la manera en que se ocupa un lugar dominado por el auto en relación a uno que no.

 

En 1965 viajé a Italia junto a mi esposa para poder estudiar cómo se usaba la tradicional piazza, el emblema de la vida urbana medieval. Pensemos en Siena o Venecia. Fue allí donde empecé a sistematizar mis observaciones, y donde empecé a recolectar y a grabar información y datos sobre este tema.

 

–¿Qué rol han jugado los arquitectos del star-system dentro de la configuración de las ciudades contemporáneas?

–Antes que nada, creo por suerte que es un sistema y una manera de pensar que está desapareciendo. Su problema es que muchas veces están enamorados de la forma, pero que desdeñan otros factores que deberían tener los espacios urbanos. La buena arquitectura es la combinación de vitalidad y forma.

 

A veces, cuando veo rascacielos de estos grandes arquitectos, siento que son botellas de perfume. La arquitectura se volvió global, y ellos compiten por quien hace la forma más llamativa. Dentro de la consultora, nosotros no hacemos diseño. Nos dedicamos a crear programas y a desarrollar estrategias de intervención urbana.

 

–¿Cuáles son los desafíos más urgentes que aparecen en el horizonte del urbanismo?

–Superados los paradigmas del Movimiento Moderno y el del automóvil, ahora se aspira a que las ciudades sean sustentables, vitales y seguras. Dentro de esa búsqueda, hay dos frentes a tener en cuenta: el cambio climático y el problema de la obesidad. Los planificadores urbanos deben incorporar estrategias que mantengan a la gente en movimiento, ya que el trabajo contemporáneo conlleva mucho sedentarismo. Estas iniciativas, además de alargar la vida de las personas, también pueden resultar en una baja del gasto de salud pública.

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Fuente: http://arq.clarin.com

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Jose Taboada

Licenciado en Geografía, Postgrado en Ordenación y Desarrollo Territorial (USC) y Master de Sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa (USC).

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