El bosque, en alerta máxima
El aviso se ha convertido casi en un tópico de todos los años por estas fechas, pero en esta edición los montes madrileños se enfrentan a uno de los veranos más peligrosos. Las fuertes lluvias y las nevadas del pasado invierno y el calor de la primavera han hecho que la vegetación esté muy alta en el campo, con el consiguiente riesgo de fuertes incendios forestales. Las lluvias de la semana pasada han retrasado unos días el riesgo, lo que no ha frenado la puesta en marcha del Plan de Incendios Forestales de Madrid (Infoma). Este durará, si no cambian las previsiones, hasta el próximo 15 de septiembre.
Si por algo se caracteriza la región, es por tener una alta superficie forestal. El 52,3% de la superficie total se considera forestal, es decir, 420.092 hectáreas de las 802.792 totales. De estas, el 27,5% está considerado arbolado, mientras que el resto es forestal desarbolado. Eso hace que la superficie que haya que vigilar sea muy alto.
Las últimas lluvias y las tormentas de la semana pasada han dado una pequeña tregua a los incendios. Además, algo engañosa. La humedad ha frenado los posibles fuegos, pero también ha hecho que la vegetación crezca algo y haya más combustible en los montes. Los mayores problemas se dan en lo que los técnicos llaman el interfaz urbano-forestal. Se trata de esas zonas en las que las urbanizaciones están muy cerca de los bosques y cualquier acción de las personas puede afectar a la superficie arbórea. En caso de extinción, siempre existen unas prioridades. Lo fundamental es asegurar que no haya víctimas humanas, después las propiedades (edificios, construcciones,…) y por último la superficie forestal y arbolada.
Fuente: El País