Cuando el árbol del “antiextractivismo” no deja ver el bosque
Excelente crítica en el períodico chileno El Ciudadano sobre la reciente avalancha de campañas de alto perfil contra proyectos de extracción de materias primas ha abierto una importante y novedosa dinámica en los vastos procesos de cambio que se dan en América del Sur. La comprensión de su naturaleza y significación es decisiva para aprehender las complejidades inherentes al cambio social y mejorar la construcción de solidaridad con las luchas populares.
Muchas de las campañas que apuntan específicamente hacia la minería, la industria del petróleo, los agronegocios o la tala de bosques tienen aspectos que les son comunes. Han puesto en alerta a la población acerca de una variedad de temas medioambientales como la escasez de agua potable, la conservación de los bosques y el uso sostenible del suelo.
En algunos casos, particularmente en Ecuador y Bolivia, estas campañas han tenido influencia en debates ya existentes sobre cuestiones como el cambio climático, los derechos de la Madre Tierra y los modelos alternativos de desarrollo necesarios para conseguir cambios radicales.
Otro aspecto común ha sido el papel central desempeñado por las comunidades indígenas del ámbito rural. Esto se debe no solo al hecho de que estos emprendimientos extractivistas se desarrollan en sus territorios sino también al papel destacado que los movimientos indígenas han tenido en el ambientalismo a escala global.
Como resultado de ello, temas como la autonomía de los pueblos originarios y el derecho a la consulta previa sobre las tierras ancestrales antes de la puesta en marcha de proyectos extractivos se han entrecruzado con debates acerca de la extracción de recursos y el medio ambiente.