Recuperar el territorio

Excelente artículo  de opinión de José Fariña en donde se muestran actuaciones que permiten recuperar la perdida relación del ciudadano con el territorio en el que vive.

Desde mi punto de vista, las tres prácticas que voy a explicar significan avances apreciables en esta dirección. Son, básicamente modernas, porque ponen el énfasis justamente en el aspecto hasta ahora más olvidado de la gestión sostenible de los recursos naturales y también de la ciudad y su entorno natural: la necesidad de que las personas vuelvan a conectar con un territorio que los medios de difusión masivos, internet, la sustitución del concepto de distancia por el de tiempo y las relaciones instantáneas, han hecho olvidar. Ese territorio que parece no existir cuando asistimos a la fiesta de la arquitectura y el urbanismo genéricos (tan modernos), cuando hablamos de que el entorno de cualquier ciudad es el planeta entero o cuando pretendemos medir todos los objetivos, todas las emociones, mediante un único patrón. La sostenibilidad del planeta pasa por la vuelta a lo local y para que esta sea posible es imprescindible reconectar con un territorio hoy frecuentemente olvidado.

Y no es que esta idea sea precisamente nueva. Geddes, Jacobs, Mumford y tantos otros, no solo la han propuesto como una teoría. Incluso la han llevado a la práctica. La dificultad del tema, y lo que le confiere un mayor interés, es la especial situación creada por el paso de un mundo local a un mundo global, especialmente en los años que llevamos de siglo.

 

Un parque muy nuestro

Vamos a empezar por la más humilde. Se llama «Un parque muy nuestro», de la asociación Ripakoa y corresponde al Ayuntamiento del Valle de Lizoain Arriasgoiti en Navarra. Esta práctica ya obtuvo una mención en el 7º Catálogo de Buenas Prácticas de esa Comunidad y los datos proceden de dicho Catálogo. Es una zona agrícola y ganadera en la que viven unas 350 personas repartidas en 13 aldeas. Dividida en dos zonas por el río Erro, no contaba con un espacio de encuentro para las diferentes localidades. Según el catálogo, un lugar «donde, desde antaño, la valoración del paisaje ha dependido muy directamente de su rentabilidad económica«. Esto es importante porque pudiera parecer que la desvinculación del territorio de la que hablaba al comienzo se refiere sólo a los urbanitas. En el medio rural también pasa, aunque de forma diferente. En realidad, así como un urbanita cuando va “al campo” lo entiende como estética, ese mismo campo se ve por el agricultor o el ganadero cómo su fuente de ingresos.

 

12 meses 12 paisajes

Esta práctica es la que abarca un ámbito mayor ya que se refiere a toda Galicia. Desde el año 2008 esta Comunidad Autónoma cuenta con una ley de protección del paisaje (7/2008 de 7 de julio) en base a la cual se ha elaborado una Estrategia Gallega del Paisaje. Se trata de un documento muy interesante que trataremos, más adelante. Uno de sus elementos fundamentales es la sensibilización, formación y divulgación del paisaje gallego. El hecho de que se entienda como uno de los pilares para la comprensión del territorio ya nos pone en la pista de la situación en la que se alinean sus responsables y que coincide plenamente con el enfoque que entendemos hay que darle al tema. Se diferencia sin embargo de las otras dos actuaciones que estamos comentando en que el elemento central no es la educación ciudadana, sino la educación reglada. Se desarrolla, básicamente, en colaboración con la Consejería de Educación del Gobierno gallego y, en concreto, a través del llamado “Plan Proxecta”.

Al plantearse sobre todo para el ámbito escolar tiene que considerar y formar al profesorado para animarle “a realizar acciones de mejora paisajística asumibles desde el aula con proyección en el entorno local”. A la vez se desarrollan talleres de especialización “para técnicos y profesionales, así como foros informativos en el ámbito local, con el objetivo de formar y concienciar a la ciudadanía en la responsabilidad de respetar y proteger el paisaje”. Actuaciones ya realizadas: en el período desde el año 2011 al 2013 participan en el programa casi 3.400 alumnos, alrededor de 400 profesores, unos 150 profesionales y 56 centros educativos de los cuales 13 eran de otras cinco comunidades autónomas. También se llevaron a cabo 12 foros ciudadanos y se elaboró un conjunto de materiales didácticos de apoyo. El presupuesto total (con una pequeña participación de entidades privadas además de la administración) alcanzó durante este período los 232.000 euros.

 

Las raíces del mañana: 250.000 árboles y ciudadanos

El caso de Vitoria-Gasteiz no deja de sorprenderme. No es ya que vayan años luz por delante de casi todos en temas territoriales, es que tienen tan interiorizado su territorio que son capaces de avanzar cambiando el rumbo cuando atisban que algo puede ayudar. Lo digo porque el título de la Buena Práctica que han presentado al concurso de Dubai  no era el título original del programa. El título primitivo era el siguiente: «250.000 árboles y arbustos para el Anillo Verde».  Aquellos que no conozcan la historia del Anillo Verde podrán sorprenderse, pero es que el llamado “Anillo Verde” que costó a los vitorianos sangre, sudor, lágrimas (además de mucho trabajo) no se trata de un cinturón de naturaleza que rodea en su totalidad la ciudad. Está formado por una serie de espacios verdes que se han ido consiguiendo conservar y que, en algunos casos, ni tan siquiera están unidos entre sí por corredores ecológicos. Lo que pretendía el programa primitivo era, precisamente, conectarlos plantando árboles y arbustos en aquellos espacios que quedaban o que fuera posible recuperar para este fin.

Pero el propio concepto de Anillo Verde (y no sólo en Vitoria-Gasteiz) ha ido cambiando con el tiempo. En el momento actual los anillos verdes que rodean muchas ciudades en todo el mundo han pasado de ser piezas separadas con identidad y el poder suficiente como para organizar el crecimiento urbano, a ser considerados como un elemento más en el entendimiento global del territorio. Rebeca, una de mis alumnas de doctorado está terminando ahora mismo una tesis en la que se observa claramente esta evolución en Vitoria. Y el año pasado, Susana ya leyó su tesis en la que defendía lo mismo para el caso de Inglaterra. Así se explica que la expresión «Anillo Verde» haya desaparecido del programa siendo sustituida por la palabra “ciudadanos”. Esa es la clave del cambio (y el motivo de mi asombro). El foco está ahora, todavía más, en el ciudadano. En realidad, en una sociedad entera que entiende, ama y preserva su territorio. Por eso me refiero a su adelanto respecto a otros lugares y a su demostrada capacidad de ver lo que es obvio, pero ante lo que en otros sitios se cierran los ojos.

Fuente: http://www.elblogdefarina.blogspot.com.es

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Jose Taboada

Licenciado en Geografía, Postgrado en Ordenación y Desarrollo Territorial (USC) y Master de Sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa (USC).

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