La crisis climática está alterando la magnitud de las inundaciones en Europa
Las inundaciones causan numerosos daños económicos y humanos. Por ejemplo, en todo el mundo, se estima que el daño anual por inundaciones es de más de 90.000 millones de euros. Además, esta cifra se espera que continúe aumentando debido al crecimiento económico, los procesos de urbanización y el cambio climático.
Hasta ahora, la influencia del aumento de las temperaturas sobre las inundaciones no había estado clara ya que no se habían encontrado tendencias coherentes a escala mundial.
Un estudio internacional liderado por la Universidad Técnica de Viena, en el que han participado 35 grupos de investigación europeos entre los que se encuentra la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), ha encontrado que los cambios en las magnitudes de inundación observados en las últimas décadas se pueden atribuir claramente al cambio climático.
El efecto sobre las inundaciones no es el mismo en todas las regiones de Europa: las inundaciones son cada vez más graves en el noroeste de Europa, mientras que son más leves en el sur y este de Europa. Los resultados han sido publicados en la prestigiosa revista Nature.
La crisis climática, factor decisivo
Una investigación anterior del mismo grupo, publicada en la revista Science en 2017, descubrió que el cambio climático está cambiando el momento de ocurrencia de las inundaciones, es decir, en qué momento del año ocurren las mayores inundaciones. Pero, la pregunta clave es: ¿El cambio climático también afecta a la magnitud de las inundaciones?
Según Luis Mediero, miembro del equipo investigador y profesor de la ETSI de Caminos Canales y Puertos de la UPM, “anteriormente, no se había podido dar respuesta a esta pregunta a escala continental en Europa. Sin embargo, ahora podemos responder con confianza que sí, que efectivamente el impacto del cambio climático sobre la magnitud de las inundaciones es claramente visible a escala europea».
Para realizar el estudio se han utilizado los datos registrados en 3.738 estaciones de medida de caudal en Europa, desde 1960 a 2010, recogidos en la European Flood Database. El análisis de los datos reveló diferentes resultados según la región de Europa considerada.
En Europa central y noroccidental, desde Islandia a Austria y República Checa, las inundaciones han aumentado en las últimas décadas como consecuencia de un aumento en la magnitud de las precipitaciones y de que los suelos están más húmedos al inicio de las tormentas. Sin embargo, en el sur de Europa, desde la península ibérica hasta Turquía, las inundaciones tienden a disminuir, ya que el cambio climático ha provocado una reducción en la magnitud de las precipitaciones, junto con unos suelos más secos debido al aumento de las temperaturas, que provocan una mayor evaporación del agua en el suelo.
En Europa del este, desde Polonia a la zona occidental de Rusia, con un clima más continental, las inundaciones también están disminuyendo, debido a la reducción en la profundidad de las capas de nieve en invierno como consecuencia del aumento de las temperaturas.
“Hay patrones de cambio de inundaciones consistentes en toda Europa y están en la misma línea que las previsiones de cambio climático a gran escala. Esto indica que ya estamos en medio del cambio climático”, declara Günter Blöschl, líder del equipo investigador.
Cambios en las inundaciones en España
En la mayor parte de España, se ha observado una disminución de la magnitud de las inundaciones en las últimas décadas. El cambio climático está provocando la expansión de la célula de Hadley, cuyo borde superior asciende en latitud.
Como consecuencia, la corriente en chorro subtropical del hemisferio norte también está ascendiendo en latitud, modificando las trayectorias de las tormentas que normalmente provocan las inundaciones en la Península.
Además, en un estudio anterior a escala nacional, realizado por la Universidad Politécnica de Madrid, también se atribuyó la reducción de la magnitud de las inundaciones en España al aumento de las tasas de evapotranspiración por el incremento de las temperaturas, provocando que los suelos estén más secos al inicio de las tormentas.
“Estos cambios se producen en ríos con cuencas vertientes de tamaño medio y grande, ya que la base de datos utilizada no incluye las cuencas más pequeñas de unos pocos kilómetros cuadrados, que normalmente no están monitorizadas”, explica Luis Mediero.
“En estas cuencas más pequeñas”, continúa, “las inundaciones están provocadas por tormentas convectivas de corta duración y gran intensidad, como las que han provocado las inundaciones en Madrid esta misma semana. Con el cambio climático se espera que estas tormentas sean más severas, ya que al aumentar las temperaturas, el aire es capaz de almacenar una mayor cantidad de vapor de agua. Por tanto, se espera un aumento en la magnitud de las inundaciones pluviales en zonas urbanas y fluviales en barrancos y ramblas.”
Grandes cambios para el futuro
Los resultados del trabajo muestran que el tamaño de los cambios observados en la magnitud de las inundaciones es notable: varían desde una disminución del 23 % por década hasta un aumento del 11 % por década, respecto de su valor promedio a largo plazo. Si estas tendencias continúan en el futuro, es de esperar efectos importantes sobre los riesgos de inundación en muchas regiones de Europa.
Sin embargo, estas tendencias no se pueden extrapolar fácilmente en el futuro más inmediato, para los próximos años. “Las condiciones atmosféricas no son estables en el tiempo, es decir, todos los años no llueve lo mismo, ni en la misma fecha. Por ello, la variabilidad del clima y de los eventos meteorológicos extremos puede provocar oscilaciones de periodos más húmedos con inundaciones de mayor magnitud, seguidos de periodos más secos con inundaciones más leves”, declara Luis Mediero.
Finalmente, según el equipo investigador, estos nuevos hallazgos se deben incluir en las estrategias de gestión de inundaciones. Independientemente de los esfuerzos para mitigar el cambio climático, los efectos de estos cambios se verán en las próximas décadas, por lo tanto, la gestión de las inundaciones debe adaptarse a estas nuevas realidades.