La ciudad ideal de Frank Lloyd Wright
La relación entre la ciudad y el arquitecto Frank Lloyd Wright (1867-1959) fue, durante su vida profesional, muy compleja. Por un lado, fue uno de los mayores exponentes de la expansión suburbana posterior a la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos y, por otro, fue también precursor de la carrera por conquistar el cielo que más tarde se jugaría en las principales urbes del mundo.
Esta dualidad es el eje de la exposición ‘Frank Lloyd Wright y la Ciudad: Densidad vs. Dispersión’, que se inaugura este sábado y se prolongará hasta el 1 de junio en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), y que se centra en el que, para muchos, es el maestro de la “arquitectura orgánica”.
A través de una selección de de dibujos, películas y maquetas a gran escala, el museo muestra la preocupación de Lloyd Wright por el crecimiento de la ciudades estadounidenses entre los años 20 y la década de los 50 del pasado siglo, cuando trabajó simultáneamente en proyectos tan dispares como la creación de rascacielos de formas radicalmente nuevas o un diseño “utópico” de desarrollo urbanístico denominado Broadacre City.
Uno de los principales atractivos que se encontrará el visitante es precisamente una gran maqueta –a escala de 4 x 4 metros- de dicho modelo teórico de ciudad, que este genial arquitecto de Wisconsin desarrolló entre 1934 y 1935.
Lloyd Wright, convencido de que los avances tecnológicos habían dejado obsoletas las densas urbes creadas por la industrialización y la inmigración a finales de los siglos XIX y XX, concibió esta ciudad con un bajísimo índice de densidad urbanística en la que las viviendas se combinarían con centros comunitarios, agricultura local, pequeña manufactura y zonas verdes. La idea del arquitecto de la Casa de la Cascada o del Museo Guggenheim de Nueva York era la integración total de la ciudad en el entorno natural.
Rascacielos de 1.600 metros
Paradójicamente, Lloyd Wright diseñó Broadacre City a la par que estudió la introducción de nuevas estructuras y formas en sus rascacielos, experimentos que tenían como objetivo la construcción de la ciudad vertical, aunque en ella también buscaría liberar e iluminar el paisaje urbano.
La muestra da la posibilidad al visitante de comprobar la evolución de la ambición de Lloyd Wright, que comenzó proyectando en 1913 un edificio de 24 plantas, el San Francisco Call Building, hasta que más tarde, en 1956, ideó The Illinois, un rascacielos de una milla de altura (unos 1.600 metros) y en la que cabría toda la población de Broadacre City, que nunca llegó a construirse al tratarse de un nuevo plan utópico.
Una visión única de la vida en la ciudad
La torre Illinois refleja la paradójica actitud de Lloyd Wright hacia las metrópolis americanas, ya que pretende concentrar la vida urbana y el trabajo dentro de una figura telescópica única, liberando el suelo para la realización de Broadacre City.
Una oportunidad excepcional para conocer cómo sería la ciudad ideal de una de las piezas fundamentales de la historia de la arquitectura de siglo XX cuya obra es más sensible al paisaje e inclusiva de la naturaleza a través de sus formas y materiales.
Organizada por Barry Bergdoll, comisario jefe de Arquitectura y Diseño del Museo de Arte Moderno, y Carole Ann Fabian, directora de la Biblioteca Avery de Arquitectura y Bellas Artes de la Universidad de Columbia, el Museo celebra así la adquisición del archivo de Lloyd Wright por parte de ambas instituciones, en total 23.000 dibujos de, 44.000 fotografías, maquetas, manuscritos, correspondencia y otros documentos se han transferido desde las casas de Spring Green y Taliesin West donde se conservaban a Nueva York.
La Fundación de Frank Lloyd Wright mantendrá la responsabilidad de los derechos de autor de las obras del arquitecto y ayudará al desarrollo de una serie de nuevas publicaciones y exhibiciones. Mientras que el material se repartirá entre las dos instituciones para su tratamiento y exposición, según su tipología.
Fuente: www.rtve.es
