#FenoDato busca ciudadanos para seguir las alteraciones del ritmo de la naturaleza
Este 2016 el CREAF y la UAB coordinarán un nuevo proyecto de ciencia ciudadana para estudiar los ritmos de la naturaleza. Durante el proyecto, los ciudadanos aprenderán a recoger datos fenológicos y podrán convertirse en voluntarios que ayuden a los científicos en el estudio de los impactos del cambio climático sobre las plantas y los animales. El proyecto de divulgación financiado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología se dinamizará a través de Twitter, de ahí su nombre: #FenoDato.
La fenología estudia la relación entre el clima y los cambios en los ciclos biológicos de las plantas y los animales, tales como la floración, la aparición de insectos y la migración de las aves. Para los científicos es muy importante saber si estas fases fenológicas se avanzan o se retrasan. Esta información les aporta pistas a los científicos y gestores sobre cómo los animales y las plantas están respondiendo a los cambios climáticos y permiten hacer predicciones útiles para la gestión de los espacios naturales o de los cultivos, por ejemplo.
#FenoDato quiere formar una cantera de observadores fenológicos capaces de seguir el ritmo de la naturaleza y de nutrir las grandes redes de seguimiento fenológico nacionales e internacionales. Los usuarios deberán observar detenidamente la naturaleza y anotar cuidadosamente la fecha y el lugar en el que las especies cambian su estado: migraciones de las aves, floración de las plantas, maduración de frutos, hibernaciones, caída de hojas, etc. Una vez tengan la información, podrán hacer llegar las observaciones usando la plataforma on-line para registrar observaciones vinculadas a Twitter que el proyecto ha creado.
El sistema y las metodologías de recogida de datos utilizarán desde el principio criterios y protocolos internacionales de estandarización. “FenoDato trabajará en estrecha colaboración para su diseminación con los representantes de la Xarxa Fenològica de Catalunya del Servei Meteorològic de Catalunya (SMC), la Red Fenológica de la Agencia Española de Meteorología (AEmet) y la red internacional Pan European Phenology DataBase”, comenta Joan Masó, investigador del CREAF que coordina el proyecto. Todos los datos alimentarán un mapa de observaciones propiedad de todos los usuarios que seguirá las directrices comunitarias sobre datos abiertos. De hecho, la Comisión Europea está promoviendo que las contribuciones de los proyectos de ciencia ciudadana como éste se incluyan en el Sistema de Sistemas Global de Observación de la Tierra (GEOSS). Este sistema provee de los datos necesarios para la toma de decisiones en temas de cambio climático a los departamentos de medio ambiente de los principales gobiernos mundiales.
Para el proyecto se han seleccionado especies representativas, conocidas y fáciles de identificar: el almendro, la amapola, el cerezo, la encina, el olivo, el romero, el pino carrasco o las golondrinas, entre otras. “Estas especies son adecuadas para iniciarse en el seguimiento fenológico debido a que son abundantes en la España peninsular y además presentan fases fenológicas que pueden ser identificadas de forma clara e inequívoca” explica Miquel Ninyerola, experto en bioclimatología en la UAB.
El cambio climático está cambiando el ritmo de la naturaleza
Más allá de las repercusiones socio-económicas, el cambio climático está afectando a la naturaleza. “Se sabe que la distribución de algunas especies está cambiando y que el sistema polinizador-floración se está desajustando”, comenta Miquel Ninyerola, “Pero, los últimos meses hemos vivido con mucha intensidad un efecto sorprendente: el ritmo de la naturaleza se ha desajustado, las hojas se mantienen en los arboles caducifolios, algunas especies florecen antes de tiempo o los osos han dejado de hibernar, por poner ejemplos”.
Según Ninyerola, este año se han batido muchos records. Ha sido uno de los años más cálidos y más secos de toda la serie observacional (desde 1914) del observatorio Fabra, ubicado cerca del Tibidabo, por poner un ejemplo cercano. “A pesar de que es difícil relacionar eventos regionales con el fenómeno de El Niño, hay indicios de que este evento está afectando realmente nuestro clima: El Niño del período 2014-2015 presenta un patrón parecido o incluso superior en intensidad al del 1997, un año que tuvo una climatología extrema con sequias e inundaciones abundantes. No existe consenso en la comunidad científica sobre si el cambio climático está incrementando el número de eventos de El Niño (un fenómeno que recordamos que se produce en ciclos naturales espaciados por décadas), pero sí que hay indicios científicos de que su intensidad incrementa con el cambio climático. Una buena manera de participar en estos estudios es tomar datos fenológicos como el que propone nuestra aplicación ciudadana #Fenodato. De esta manera podremos aportar conocimiento de lugares donde las estaciones meteorológicas con buenos datos temporales no llegan”.
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