El tratamiento sin control de los residuos electrónicos produce efectos cancerígenos
Los últimos datos, obtenidos en 2012, apuntan que en Europa se generaron 9,9 millones de toneladas de este tipo de residuos, 800.000 en España (unos 18 kilos por habitante). Una vez reutilizados y reciclados en plantas de tratamiento, los aparatos electrónicos deben pasar a sistemas térmicos (incineradoras, cementeras, cerámicas) donde los contaminantes presentes pueden ser destruidos en condiciones controladas.
Sin embargo, según apuntan los investigadores en una tesis doctoral, «la mayor parte de estos residuos no son tratados de forma adecuada y están siendo trasladados a países del tercer mundo donde son quemados sin ningún control produciendo contaminantes bromados, compuesto que tiene efectos cancerígenos».
Además, otra pequeña parte de estos restos electrónicos llegan a los vertederos controlados «con el peligro que supone la emisión de sustancias cancerígenas provocadas por las combustiones espontáneas».
La investigación forma parte de la tesis doctoral titulada ‘Descomposición térmica de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos: estudio cinético y formación de contaminantes’, defendida por Nuria Ortuño, del departamento de Ingeniería Química, bajo la dirección de los profesores Juan A. Conesa y Julia Moltó.
Su principal objetivo fue analizar el efecto que tiene la presencia de metales durante el tratamiento de residuos RAEE. «Durante los cuatro años de estudio, hemos observado que la cantidad de contaminantes bromados aumenta espectacularmente en presencia de metales y cuando las condiciones son de poca temperatura y poca presencia de oxígeno, puntos que son muy controlados en los sistemas de tratamiento térmico», detallan.
Además, Ortuño ha empleado diversas sustancias presentes en aparatos electrónicos, circuitos impresos de móviles usados y carcasas de televisión para investigar la posibilidad de producción de contaminantes bromados durante su tratamiento e incluso durante la vida útil del producto.
Fuente: www.eleconomista.es