¿Qué es el blancamiento o lavado verde?
El lavado verde, blancamiento verde o lavado de imagen verde (Greenwashing en inglés) es una forma de propaganda en la que se realiza marketing verde de manera engañosa para promover la percepción de que los productos, objetivos o políticas de una organización son respetuosos con el medio ambiente con el fin de aumentar sus beneficios.
A menudo existe evidencia de que una organización está realizando un lavado verde (estético) al observar las diferencias de gasto: cuando se invierte significativamente más dinero en publicitar ser verde que en prácticas realmente ecológicas.
Los esfuerzos de lavado verde varían desde cambiar el nombre o la etiqueta de un producto para evocar el medio natural sin que haya variado su impacto ambiental o sobre la salud, hasta campañas publicitarias multimillonarias que retraten a empresas altamente contaminantes como respetuosas con la naturaleza.
Mientras que el greenwashing no es una práctica nueva, su uso sí ha aumentado en los últimos años para satisfacer la demanda de los consumidores que buscan productos y servicios respetuosos con el medio ambiente, agravándose el problema debido a la laxitud de la legislación sectorial. De hecho, según algunos estudios sólo el 4,5% de los productos que nos venden como «verdes» realmente lo son y responden con fidelidad a las características que los definen como tales en sus etiquetas o en la publicidad. Un cifra que nos tiene que hacer reflexionar sobre la magnitud del engaño.
Los críticos sugieren que el aumento del lavado verde, asociado con una regulación ineficaz, contribuye al escepticismo de los consumidores sobre todo el activismo ambiental, y disminuye el poder del consumidor para dirigir a las empresas hacia soluciones realmente respetuosas con el medio ambiente de los procesos de producción, distribución o comercialización. Esto desafía el derecho de los consumidores a una información veraz y confiable sobre el impacto ambiental de productos y servicios.
Existen muchos ejemplos de Lavado verde, uno de los más comunes es la empresa que vende la energía fósil (petroleras normalmente) , pero que anuncia, en sus campañas publicitarias, estar trabajando en la investigación y el desarrollo de las energías renovables, aunque promueve la energía que produce mayores impactos ambientales negativo. Aunque las empresas energéticas es el ejemplo más clásico, existen muchos más casos que lo emplean como marcas de automóviles, empresas tecnológicas, bancos, cadenas de hoteles, etc.
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