Artículo de opinión: El Día Mundial del Medio Ambiente
Cuando a comienzos de los ochenta empecé a trabajar en O Courel, desplazarse allí en transporte público no era fácil. Recuerdo que salíamos en tren desde Santiago, a las nueve de la mañana, cargados con nuestras prensas para las plantas y, tras una espera en Ourense, tomábamos un tren a Monforte. Allí, sobre las dos de la tarde, la máquina cambiaba de sentido, momento que aprovechábamos para comer algo en un bar frente a la estación, para continuar después hasta San Clodio adonde el convoy, destino Barcelona, llegaba sobre las cinco. Recuerdo que más de una vez perdimos el tren.
Tras tomar en la estación un taxi hasta Quiroga enlazábamos con el coche de línea a Seoane do Courel, en un trayecto que duraba una hora y media. Sobre las siete de la tarde el objetivo estaba cumplido y tanto el periódico del día como las cajas de merluza congelada y los numerosos pasajeros podían descansar del viaje.
Con la ignorancia propia de la edad comentamos más de una vez que probablemente dos décadas más tarde el viaje se haría con mucha más rapidez; en tres horas se llegará de Santiago aquí, decíamos. Hoy es imposible llegar a O Courel en transporte público, como a muchas otras zonas de la montaña gallega.
Cuando a comienzos de los años ochenta empezamos a demandar la protección de esa sierra, y de otros espacios del territorio gallego, la cuestión no era fácil. En esa época empezaron algunas de las canteras más agresivas, se extraía arena en las dunas de Corrubedo o existían ya problemas con el urogallo en Ancares, que han llevado a su desaparición en la wsierra.
Con la ignorancia propia de la edad comentamos muchas veces que algunas de las demandas y reivindicaciones de aquella época no tendrían sentido tres décadas más tarde; la protección de la naturaleza es una cuestión resuelta en los países avanzados, es cuestión de tiempo, pensábamos. Nos equivocamos, como con el trasporte público.
Hace más de cuarenta años que se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, cuatro décadas que no han servido para que Galicia afronte con seriedad la protección de nuestros espacios y especies o para evitar el abandono del mundo rural, sustento de las actividades tradicionales y aliado de la conservación de la diversidad. En resumen, cuatro décadas perdidas en que las sucesivas Administraciones han ido siempre por detrás de las demandas ciudadanas.
No pretendo decir que no se hayan hecho algunas cosas, sin duda algo ha cambiado. Sin embargo, cuando uno observa cómo los cambios tecnológicos, en la medicina o en la ciencia en general, se han incorporado a nuestras vidas, no deja de pensar que las evidencias y demandas que científicos y conservacionistas han puesto sobre la mesa son sistemáticamente ignoradas.
No sé cómo explicarlo, pero tengo la sensación de que, como hace unas décadas, hemos perdido el tren.
Autor: Javier Guitián
Fuente: La Voz de Galicia
me gusta mucho de que habla