Antártida, el difícil continente aislado
Resulta problemático para los expertos anticipar el futuro climático de la Antártida. Es un continente helado y tiene poca “comunicación atmosférica” con las latitudes más bajas, señala Manuel de Castro. En el hemisferio sur, casi toda la superficie del planeta es océano, con muy poca orografía, y la circulación atmosférica es muy cerrada en torno a ese aislado territorio meridional, con escaso intercambio de masas de aire. “Los modelos de proyección climática en el océano, sobre todo en esa zona, tienen limitaciones”, añade este experto.
Si a eso se añaden las temperaturas antárticas extremadamente bajas, el problema del calentamiento global se complica a la hora de vislumbrar qué sucederá. Pero los científicos han empezado a identificar mecanismos propios del cambio climático en el continente blanco inducidos, sobre todo, por el aumento de la temperatura del océano circundante. La semana pasada, dos equipos de investigación anunciaban que la pérdida de los glaciares de la zona occidental del continente ya ha comenzado y es irreversible. “Este sector será uno de los contribuyentes principales a la subida del nivel del mar en las décadas y siglos venideros”, señala el glaciólogo Eric Rignot. La fusión de todo el hielo acumulado allí provocaría una elevación del mar de 1,2 metros. Son, sobre todo, las aguas oceánicas más templadas las que adelgazan y socavan la porción costera de los glaciares acelerando su flujo. El proceso seguirá a un ritmo moderado y, a partir de 200 a 500 años, se acelerará. De momento, el satélite europeo Cryosat ha medido pérdidas de hielo de 134.300 millones de toneladas, 3.000 millones y 23.000 millones en Antártida Occidental, Oriental y península Antártida, respectivamente, entre 2010 y 2013. En dicha península el calentamiento es ya uno de lo más pronunciados del planeta.
“En el Ártico, el cambio climático es ya mucho más evidente e inequívoco y, a mediados de siglo, estará libre de hielo en verano, lo que significa pérdida de más del 90% de la superficie helada”, recuerda De Castro. “La diferencia entre ambas regiones polares reside en que en todo el Ártico, además de la temperatura del aire, influye mucho la temperatura del mar, mientras que en la Antártida, al ser un continente, esta última actúa en los hielos costeros”. En cuanto al aire, el aislamiento del continente dificulta las corrientes atmosféricas cálidas.
Fuente: El País