¿Por qué las olas no traen la pelota de playa hasta la orilla?

Estos días muchas personas se entretendrán algún tiempo en la playa. Además de recrearse en la belleza de los seres humanos y de echar algún partidillo de raquetas, cuando no hay nada que hacer para matar el tiempo en la orilla del mar, siempre puede uno mirar las olas.

Las olas nos enseñan mucho de como funciona la naturaleza y es entretenido contarlas y mirar su forma, su movimiento. Una ola nunca es igual a otra y no son muy largas si las miramos a lo largo de la orilla. Dependiendo del viento en la playa y del que hubo días atrás a miles de kilómetros de la playa, asi las olas son saltarinas, cortas y rápidas o serias, con gran distancia entre ellas y lentorras.

Las olas no se forman porque el viento las »empuje». Cuando el viento sopla sobre una superficie lisa de agua solo se forman ondulaciones capilares. La formación de las olas es a través de la presión mediante un mecanismo de »el rico se hace mas rico y el pobre, cada vez más pobre», mediante fenómenos no lineales de amplificación.

La velocidad de cualquier gas es cero en contacto con un sólido o un líquido. Por eso el polvo se acumula en las aspas de los ventiladores, incluso de los más rápidos. El aire no se mueve sobre la superficie de las palas, se queda pegado a ellas. Y con el aire, el polvo que lleva siempre en suspensión.

Pero el aire tiene baja presión cuando se mueve deprisa y alta presión cuando se mueve despacio. Y como a través de una cañería de gran diámetro pasan los mismos litros por segundo que en un estrechamiento de esa galería, en el estrechamiento el fluido va mucho más deprisa. Y, además, en ese estrechamiento las paredes pueden ser mucho más delgadas que en la zona de gran diámetro (la aorta tiene paredes muy gruesas, comparadas con las arterias en las que el sistema circulatorio va ramificándose).

Pues bien, sobre una cresta de ola el aire va mas deprisa (la cañería es más estrecha) que sobre un valle. La presión encima de la cresta es inferior a la atmosférica y el agua es succionada hacia arriba. En un valle la presión es mayor que la atmosférica y el agua es empujada hacia abajo. Y así cada vez más, mientras sopla aire encima del agua.

¿Y  el agua, se mueve hacia adelante con el viento?

Cojan una cuerda en la playa. Háganla oscilar. Las ondulaciones suben y bajan, pero la cuerda ni va hacia adelante ni tira de su brazo en esta misma dirección, hacia adelante. Sube y baja, sube y baja, pero no se mueve ni hacia adelante ni hacia atrás.

La onda si se propaga, pero lo que se propaga es la ondulación. El sitio donde están los valles y las crestas. Se propaga la ondulación, pero no la cuerda.

Si tiramos una pelota a unos 50 metros mar adentro en un día con olas en una zona alejada de las rompientes de la orilla, veremos a la pelota bajar y subir, subir y bajar, pero, salvo si la empuja el viento, las olas no la traen a la orilla. Vemos que las olas se acercan, pero, si nos fijamos bien, veremos que lo que sube y baja es el agua que está a cada distancia de la costa, pero que el agua lejana no llega a la arena para darse la vuelta y alejarse después.

Las olas se caracterizan por su altura -la mitad de la distancia entre valle y cresta-, su periodo -el tiempo entre una cresta y otra- y su longitud de onda -la distancia entre dos crestas-.

Las olas causadas por el viento local a través de la presión suelen tener periodos de unos 3 a 4 segundos y longitudes de onda de unos 30 a 60 metros. Las olas que vienen de lejos (mar de fondo) suelen tener longitudes de onda de unos 100 a 150 metros y periodos superiores a 8 segundos. Estas olas a veces recorren medio mundo literalmente. Se han detectado olas en Alaska que se generaron días antes en la Antártida. Y las olas más grandes que experimenta el Cantábrico se han generado, muchas veces, en Terranova.

Cuando el viento sopla fuerte, en las grandes tormentas del invierno, en los huracanes, en las tormentas tropicales, y sopla durante días, las olas pueden alcanzar alturas considerables. La ola que llegó y dañó la plataforma de extracción petrolífera Draupner en el Mar del Norte el 1 de Enero de 1995 tenía 25 metros desde el valle hasta la cresta. Como un edificio de 8 plantas. Estas olas gigantes no son muy raras, y se han detectado muchas de ellas gracias a los radares de oleaje colocados en satélites en órbita alrededor de la Tierra.

Son las olas las que mantienen el planeta habitable. Retiran más o menos la mitad del CO2 que se emite en la Tierra capturándolo hacia el agua cuando rompen (haciendo del agua gaseosa) y luego formando carbonato cálcico (caliza) que se mantiene como piedra durante millones de años, aunque al final la caliza se descompone de nuevo en dióxido de carbono (CO2) y calcio.

Las olas son fenómenos no lineales, que se amplifican por realimentación positiva e interaccionan entre sí. Si quieren entretenerse, traten de ver si la quinta o séptima ola de los trenes de olas que podrán ver en las costas es más alta que las otras. Luego, en septiembre, me cuentan. Este Blog entra en veraneo el domingo 3 de agosto, hasta septiembre.

Fuente: www.elmundo.es

TYS MAGAZINE - Anunciantes

Víctor Bouzas Blanco

Licenciado en geografía y Postgrado en Tecnologías Digitales de Documentación Geométrica del CSIC. Especialista en diseño cartográfico y análisis geoespacial.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba