La Xunta de Galicia realiza una Guía de Buenas Prácticas de intervención en las playas y dunas

Medio Ambiente recoge en la Guía de Buenas Prácticas de intervención en las playas y dunas recomendaciones para evitar su degradación por la mala gestión de estos espacios litorales.

La erosión costera es un problema que alcanza al conjunto de la sociedad y que provoca cuantiosas pérdidas económicas, llevándose por delante el patrimonio cultura y natural de los ayuntamientos. La Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras elaboró una Guía de Buenas prácticas de intervenciones en las playas y complejos dunares, en la que se recogen una serie de recomendaciones para evitar su degradación por la mala gestión de estos espacios naturales.

Este documento, que forma parte de la colección Paisaje Gallego, es la respuesta del Gobierno gallego al sentir que existe en la sociedad sobre la necesidad de disponer de un instrumento de consenso, capaz de establecer las reglas de juego desde las que superar los desajustes entre un aprovechamiento del litoral y los valores naturales y culturales que albergan nuestras costas y moldean nuestra sociedad.

En las últimas décadas, este límite tierra-mar sufrió presiones de diversa naturaleza que provocaron amenazas y disfunciones que comprometían sus valores ambientales y, por lo tanto, identitarios y culturales.

Esta guía se concibe con el propósito de divulgar la riqueza y fragilidad de estos medios naturales, para proponer métodos y técnicas de conservación o restauración eficaces, promoviendo una cultura sensible a los valores singulares de los arenales que guíe el comportamiento a la hora de actuar en ellos.

La actuación sobre los arenales problemática ambiental de origen humano es la principal causa de degradación y desaparición de los sistemas arenosos del litoral. El secuestro de sedimentos, la interrupción de los tránsitos arenosos en el litoral y la ocupación y fosilización de playas y dunas actúan como potentes desestabilizadores. Frente a las causas de índole natural, la indebida ocupación del litoral cuenta con la ventaja de que se pueden evitar y controlar; pero también puede impedir o comprometer la adaptación de playas y dunas a los cambios ambientales naturales.

A modo de ejemplo, la falta de planes de accesibilidad dio lugar la una densa red de senderos sobre los espacios dunares. Así, ciertas incisiones -en especial las orientadas hacia los vientos dominantes-, derivan en corredores erosivos que fragmentan y desestabilizan amplias superficies vegetadas. También sucede que estas acaban directamente en la playa y son alcanzadas por los oleajes de temporal que rápidamente serán una hendidura a partir de la cual se fragmenta el cordón dunar y se crean tipos dunares erosivos.

Los paseos marítimos se erigen cómo uno de los problemas para la estabilidad de los complejos sedimentarios. Algunos fueron realizados sobre los propios conjuntos dunares, ya degradados previamente, lo que supone que se utilice su función ambiental y su papel estabilizador de la playa. También se dan casos de ocupación de la parte de la playa alta, lo que aumenta la reflexión del oleaje y dando lugar a una erosión severa. Al mismo tiempo, la eliminación del área de reposo da lugar a un estado de constante inestabilidad que puede hacer desaparecer la playa.

Un tercer factor es el tráfico rodado. Muchos cordones perdieron su forma natural para convertirse en una especie de explanadas litorales arenosos en las que la vegetación se encuentra completamente transformada, sobre las que los temporales invernales sucesivos provocan fuertes erosiones que ya no se vuelven a recuperar. Esto provoca que en varios años las dunas desaparecen y, en vista de su extrema situación, se decide finalmente realizar obras de hormigonado y preparación de plataformas de aparcamiento y paseos marítimos.

Detectada esta problemática, es necesario aportar alternativas a los modos de intervención que están degradando el medio costero y facilitar las claves para una gestión sostenible, conscientes de los riesgos, procesos y dinámicas. Desde la Consellería de Medio Ambiente se defiende que la falta de orientaciones, ejemplos y una adecuada divulgación no puede ser la causa que justifique o agrave el proceso de alteración de los valores de estas zonas litorales.

Cinco grupos de medidas
La guía alerta de la necesidad de reorientar la presencia de la huella humana en los litorales aremosos mediante una actitud menos intervencionista, fundamentada en los análisis de cara a su ordenación y protección; es decir, hay que hacer compatible la conservación con el uso, no se trata de prohibir o renunciar al uso de las playas, sino orientar y ordenar su ocupación y las actividades que en ellas se pueden desarrollar.

De este modo, la guía recoge medidas organizadas en cinco bloques temáticos en función de su objetivo y de las herramientas para una correcta intervención. En relación con las normas y ordenación, se propone fomentar la redacción de planes de ordenación municipal que reduzcan la presión sobre los arenales; desarrollar ordenanzas municipales en relación con los uso y el respeto por el litoral, estableciendo una normativa específica que regule el acceso, estacionamiento, transito y uso de los sistemas arenosos; ordenar las actividades deportivas, limitando su uso para aquellos estrictamente playero o náuticos y promover una normativa específica de usos para eventos festivos y deportivos de carácter extraordinario y multitudinario.

La diagnosis y vigilancia es un factor clave, por lo que en la guía se indica que hay que en cuenta el tipo morfogenético de la playa y la clase de dunas existentes, para valorar su estado y distinguir los cambios propios de su dinámica de los derivados de los procesos erosivos severos; y realizar campañas de divulgación educativa como medida de protección.

Desde el punto de vista de ecología y el paisaje, el tercero bloque de medidas, se señala que en tela de juicio de fauna y vegetación, las buenas prácticas deben centrarse en el control y la erradicación de especies invasoras y en la realización de seguimientos de estado y conservación de comunidades con plantas endémicas o vulnerables. Tal y como se recoge en la guía, aunque una playa se encuentre en un ambiente urbano, las dunas son parte de su naturaleza e importantes para la estabilidad sedimentaria, por lo que rehabilitarlas o recuperarlas es una buena práctica que ahorrará daños por erosión.

Al mismo tiempo, se promoverá el mantenimiento de una coherencia textural y de tamaños, valorando la generación de contrastes volumétricos, cromáticos e impidiendo efectos barrera y realizando una correcta elección de materiales de intervención para mejorar el paisaje, por lo que se recomienda primar en las técnicas de intervención métodos de naturalización.

Para mejorar la accesibilidad y el acondicionamiento, se definen una serie de pautas como el desarrollo de planes de accesibilidad específicos para cada conjunto arenoso. Otra medida para una buena planificación del sistema de aparcamientos y de las vías de conexión con poblaciones próximas es evitar el acceso directo al arenal, las ocupaciones de parte del incluso y la cercanía de carreteras principales de enlace entre localidad. También se recomienda valorar y promover la retirada de infraestructuras que ocupan el sistema playa-dunar o que se asienten en lugares con peligro de futuro de erosión. En este sentido, es crucial intentar adelantarse a los problemas erosivos de la costa mediante programas de vigilancia y diagnosis temprana.

El último bloque de medidas está centrado en la rehabilitación y corrección de los impactos, por lo que se propone implantar sistemas de captación de arena para evitar su extracción involuntaria, restaurar y revegetar zonas dunares degradadas, y orientar las obras de ingeniería contra la erosión hacia prácticas modernas y menos duras que los tradicionales espigones o diques de una piedra y hormigón. Por último, se propone desarrollar protocolos de limpieza de playas y dunas acordes con el grado de sensibilidad ambiental de cada uno de los arenales y de los diferentes sectores; y distinguir la rehabilitación natural y la regeneración ambiental de aquellas actuaciones de acondicionamiento, encaminadas al bienestar de los usuarios de los arenales.

Razón de ser
La guía de buenas prácticas de intervención en las playas y dunas es un documento de apoyo para técnicos y aquellos agentes que intervienen en la franja costera y en su regeneración; al tiempo que se concibe como un documento con recomendaciones dirigidas a las distintas escalas de intervención sobre el medio costero, fundamentalmente en aquellos contornos que por el momento mantienen los valores ambientales y paisajísticos. Busca fomentar acciones de formación, sensibilización y educación, ya que se trata de una guía interpretativa para identificar y clasificar la riqueza y variedad de las playas y dunas de la costa de Galicia.

La guía será útil, tanto para los ayuntamientos y las demás administraciones como para las oficinas que proyectan el planeamiento y para todos los agentes que intervienen en el litoral; pero también está dirigida a la sociedad en general, ya que responde a preguntas que los ciudadanos se pueden plantear sobre las playas y las dunas y se aportan claves para el usos que hacemos de las mismas.

La problemática que se expone en la guía es real y justificada con casos concretos, por lo que una visión real de la costa arenosa, conociendo el potencial, su fragilidad, su capacidad de acogida y fomentando una actitud responsable beneficiará al conjunto de la sociedad a entender las dinámicas y comportamientos de este núcleos y zonas de la costa.

Fuente: http://www.xunta.es

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Jose Taboada

Licenciado en Geografía, Postgrado en Ordenación y Desarrollo Territorial (USC) y Master de Sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa (USC).

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