Ganar competitividad con la economía verde

Reducir salarios y adelgazar el estado del bienestar para poder bajar impuestos. Esta es la receta, la denominada devaluación interna, que nos recomiendan los organismos internacionales y los países ricos de Europa para ganar competitividad internacional y generar empleo. Este es también el camino que en buena medida ya hemos adoptado y aunque, en algunos casos, no había otra salida, debemos encontrar alternativas a través de la innovación para que el empobrecimiento general que comporta la devaluación interna no sea nuestra única salida de futuro.

La economía verde constituye una de las más importantes formas de innovación que nuestro sistema productivo puede desarrollar para ganar competitividad internacional sin tener que fiarlo todo a la devaluación interna. La implementación de un sistema de producción que genere menor impacto ambiental nos permite ganar competitividad a través de dos vías. La primera, disminuyendo costes de producción: energía, agua, primeras materias, residuos, espacio, suelo, tiempo… La segunda, añadiendo valor a nuestros productos y servicios a través de los nuevos atributos derivados del menor impacto ambiental que genera su producción, su consumo y sus residuos, flujos o emisiones.

Veamos dos ejemplos de empresas convencionales –que, en principio, no se definen como verdes- que han ganado competitividad a través de la implementación de procesos de producción que minimizan su impacto ambiental. Mercadona, en primer lugar, viene desarrollando des de hace años un programa para reducir sus costes logísticos, que durante los últimos tiempos les ha comportado una disminución media de éstos de 23 millones de euros anuales.

Muchos de estos costes tienen que ver con el envasado: desde substituir las botellas de aceite de base redonda por otras de base cuadrada –que aprovechan mejor el espacio de almacenamiento y transporte, el paletizado-, hasta eliminar las cajas de cartón de las conservas de anchoas pasando por duplicar la capacidad de los rollos de papel de cocina. Además del ecodiseño, Mercadona aplica la logística inversa para que los camiones que distribuyen los productos vuelvan siempre cargados con los envases a reciclar o a reutilizar. Pero, por no salir del sector comercial, hay muchos más ámbitos donde las prácticas más respetuosas con el medio ambiente pueden generar importantes ahorros. Desde racionalizar la cadena del frío y los expositores de congelados en las tiendas hasta reducir –y si son inevitables, reaprovechar- las pérdidas en productos frescos.

Si el de Mercadona es un caso claro de disminución de costes a través de la implantación de prácticas que generan un menor impacto ambiental, Cosentino, empresa fabricante de la popular superficie para baños y cocinas Silestone, ha optado por generar nuevos productos con mayor valor añadido. Así, lanza al mercado en 2009 una nueva categoría de superficies, denominada línea ECO, que contienen entre el 60 y el 70% de materiales reciclados (botellas de vidrio, espejos, cerámica, cenizas vitrificadas).

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Fuente: La Vanguardia

 

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Víctor Bouzas Blanco

Licenciado en geografía y Postgrado en Tecnologías Digitales de Documentación Geométrica del CSIC. Especialista en diseño cartográfico y análisis geoespacial.

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